España es un país lleno de festividades de toda clase. Unas más famosas y multitudinarias que otras, pero todas tienen su aquel.
Sin embargo, algunas fiestas de menor envergadura tienen un encanto especial. Tal vez por la mayor participación de la gente del lugar, que aporta más autenticidad y esmero.
Eso es lo que ocurre en el Día del Villazgo de Pinoso, al que acudí por primera vez el pasado fin de semana, 12 de febrero, y a la que probablemente vuelva en años venideros.
El origen y la razón de ser del Día del Villazgo
El 12 de febrero de 1826 supuso un antes y un después para el pueblo de Pinoso. Tras trece años de insistencia, por fin le fue concedida su autonomía, su propia identidad.
Fue el Rey Fernando VII quien otorgó a Pinoso el Real Privilegio de Villa, lo cual supuso su independencia definitiva de Monóvar, de la que hasta entonces había sido pedanía.
Este título y todo lo que acarreaba no era algo que el Rey concediera a la ligera, y, además de muchos años de espera, para conseguirlo los vecinos de Pinoso tuvieron que afrontar un desembolso importante de dinero.
Este título y todo lo que acarreaba no era algo que el Rey concediera a la ligera, y, además de muchos años de espera, para conseguirlo los vecinos de Pinoso tuvieron que afrontar un desembolso importante de dinero.
Por
todo ello, el 12 de febrero es una fecha especial para los pinoseros y
pinoseras, y desde 1997 se conmemora ese hito histórico con la
celebración del Día del Villazgo que, además, coincide con la Muestra de
Pinoso antiguo y Feria de degustación y venta de productos
gastronómicos, artesanales y otros.
El desarrollo de la fiesta del Villazgo
Este año ha sido especial, ya que el Día del Villazgo coincidió con la fecha original de la emancipación que se conmemora.
Cuando no tiene lugar esta fortuita coincidencia, esta fiesta pinosera se celebra el domingo más próximo al día 12 de febrero; por lo que calculo que próximo año tendrá lugar el día 11 del mismo mes.
En la celebración participan todos los sectores, en especial los del ámbito cultural y gastronómico.
Desde
bien temprano Pinoso se viste de gala, desempolva sus trajes
tradicionales y se dispone a disfrutar de varios pasacalles y de la misa
del labrador, en esta ocasión cantada por la Rondalla Coral.
A media mañana se inaugura oficialmente la Muestra de Pinoso Antiguo y la Feria de degustación y artesanía, que este año era la vigesimoprimera edición.
Tras
la inauguración se da paso a la música, los juegos tradicionales para
los más pequeños y el disfrute del paladar degustando los sabores más
auténticos de Pinoso.
Además, durante todo el día es posible disfrutar de la historia y la cultura
de este pueblo del Vinalopó Medio visitando sus edificios y monumentos
emblemáticos, como la Torre del Reloj o la Iglesia Parroquial, así como
exposiciones y demostraciones varias.
Buen ambiente y un paraíso para los amantes de la gastronomía
En
mi primer, pero no último, Día del Villazgo me dio la impresión de que
todo el pueblo estaba en la calle, y eso es algo que siempre me ha
encantado.
Algunos hacían compras de productos
artesanales, otros disfrutaban de las actuaciones sobre el escenario y
muchos disfrutaban de la gastronomía local. Por supuesto también había
numerosos visitantes de otros pueblos y ciudades, como nosotros, que nos
desplazamos desde Elda a disfrutar de la fiesta.
La zona
de degustación se encontraba en la Carretera de Jumilla, una ubicación
recién estrenada que, dado el aumento de visitantes que acuden a esta
fiesta cada año, al parecer proporciona un mayor espacio.
No sé cuál sería la sensación antaño, pero en esta edición puedo decir que me pareció una organización perfecta: en la Plaza del Molino y el paseo de la Constitución uno podía pasear, disfrutar de la música y ver los stands de artesanía y otros productos; mientras que en la Carretera de Jumilla se le puede dar rienda suelta al paladar.
Con numerosas carpas habilitadas, me atrevería a decir que se podía encontrar cualquier producto gastronómico de la zona:
todo tipo de embutidos de Pinoso, arroz con conejo y caracoles,
gachamiga, migas ruleras, deliciosos postres como las tradicionales
perusas…Vamos, que conviene ir con el estómago vacío.
Además de la buena organización y de la variedad de platos a degustar, me pareció que el precio establecido era muy justo.
El
vale de 8 tickets tenía un precio de 10 euros, pero es que, además, con
la compra de esos tickets de degustación se hace entrega de un bonito
cuenco de barro y una copita para el vino como recuerdo del Día del
Villazgo; así como una práctica bandeja en la que colocarlos para poder
degustar cómodamente todo lo que ofrece esta feria. Lo tienen todo
pensado, ¿verdad?
Los comercios también participan
Además
de las zonas del pueblo ya mencionadas, diversos comercios distribuidos
por las calles aledañas participan en la celebración del Día del
Villazgo desde su propia ubicación.
Entre estos comercios se
encuentran carnicerías, hornos, restaurantes y bodegas, entre otros. Al
igual que en la zona de degustación de la Carretera de Jumilla, los
comercios participantes también ofrecen degustación y venta de sus
productos.
En definitiva...
Pasamos un día fantástico, de verdad. Comimos de todo y más,
me encantó la música tradicional que interpretaron en directo varias
rondallas y bandas, el ambiente era fabuloso, visité una vez más la
Torre del Reloj que me volvió a fascinar… ¿qué más se puede pedir?
Te
animo a que el próximo año celebres con todos los pinoseros el Día del
Villazgo y disfrutes junto a ellos de la cultura popular y la
gastronomía del lugar, porque estoy segura de que te va a encantar.
Y si las degustaciones te saben a poco, tranquilo/a, que justo después del Villazgo tiene lugar la Mostra de la Cuina del Pinós.
De
hecho, si no pudiste acudir a disfrutar de la cocina y la artesanía
pinosera el pasado domingo, aún estás a tiempo de conocer Pinoso a
través de sus sabores. Desde el hoy, 14 de febrero, y hasta el día 19, y
del 24 al 26 del mismo mes tiene lugar la XVII edición de la Mostra de la Cuina del Pinós.

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